Poeta y basura

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“En el jardín hay un cerezo dormido, pero parece muerto. Este otoño comenzó a sentirse apático, y la dejadez se apoderó de su espíritu. La vida, cansada de verle abúlico y desastrado, decidió que lo mejor sería que se tomaran un tiempo para reflexionar sobre su relación, y se marchó de vacaciones, dejándole en un estado de abatimiento que hizo que se fuera consumiendo poco a poco hasta que acabó por convertirse en lo que es ahora: el aletargado esqueleto de un cerezo; una osamenta de madera clavada al suelo, que solo espera que regrese la vida”.

sábado, 30 de enero de 2010

Quebrantaideas

Hay aproximadamente siete millones de personas en este planeta. Cada uno de ellos es único y diferente. ¿Cuáles son las posibilidades de que eso pase, y por qué? ¿Es simple biología y fisiología las que determinan esta variedad? Una colección de pensamientos y memorias, experiencias que nos hacen ser especial. ¿O hay algo más que eso? Tal vez exista un plan mayor. ¿Quién coordina la aleatoriedad de la creación? Algo misterioso que reside en el alma y se presenta a cada uno de nosotros como un conjunto de desafíos únicos y que nos ayudará a descubrir quiénes somos realmente.

Estamos todos conectados, unidos por una tela invisible, infinita en su potencial, pero frágil en su estructura. Aún así, estamos conectados. Somos meros individuos; recipientes vacíos listos para ser llenados con infinitas posibilidades; una variedad de pensamientos, creencias; una colección de recuerdos y experiencias desordenadas… ¿puedo ser yo sin esto? ¿Puedes tú ser tú? Y si esa tela invisible que nos une quebrara, acabara… ¿entonces qué? ¿Qué sería de billones de almas solitarias y desconectadas? Aquí radica el mayor desafío de nuestras vidas: Descubrir, Conectar, Resistir. Cuando nuestros corazones sean puros y nuestros pensamientos sanos, seremos realmente capaces de reparar nuestro frágil mundo y crear un universo de infinitas posibilidades.
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Héroes
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jueves, 28 de enero de 2010

Cada vez más próximo

Ningún poder de la tierra podrá arrancarte lo que has vivido”. Esa afirmación abarca a cualquier cosa de nuestra existencia, no sólo a las vivencias profundas: los pensamientos, lo sufrimientos, las acciones… Nada se ha perdido, aunque pertenezca al pasado, porque nosotros lo hemos abierto al ser, y haber sido es también una forma de ser, quizá la forma más segura de ser.
Víktor Frankl (El hombre en busca de sentido)


domingo, 24 de enero de 2010

Extranjería hogareña

Al salir del Palacio de Justicia para subir al coche, reconocí por un breve momento el olor y el color de la tarde de verano. En la oscuridad de mi prisión móvil, volví a encontrar uno a uno, como desde el fondo de mi cansancio, todos los ruidos familiares de una ciudad que amaba y de una cierta hora en la que solía sentirme contento. El grito de los vendedores de periódicos en el aire ya sosegado, los últimos pájaros en la plazoleta, el reclamo de los mercaderes de bocadillos, el lamento de los tranvías en los altos virajes de la ciudad y este rumor del cielo antes de que la noche caiga sobre el puerto, todo recomponía para mí un itinerario de ciego, que conocía perfectamente antes de entrar en la cárcel. Sí, era la hora en la que, hacía ya mucho tiempo, me sentía feliz. Lo que me esperaba entonces era un sueño ligero y sin imágenes. Y, no obstante, algo había cambiado pues en la espera del siguiente día, fue mi celda lo que volví a encontrar. Como si los caminos familiares trazados en los cielos del estío pudieran llevar lo mismo a las prisiones que a los sueños inocentes.
Albert Camus (El extranjero)

miércoles, 20 de enero de 2010

Oveja negra dice

Voy a engañar a Dios para que crea, que mi reloj de arena se ha agotado, y es hora de morir e ir a tu lado, mientras mi voz tu nombre deletrea.

Voy a engañar al rey de la marea, para que ponga en mi ojos de ahogado y azote mi velero acantilado, hundiéndolo y la vida no lo vea. La muerte con los vivos no bromea, la voy a hacer reír a ojos hinchados, y alegre me dirá cómo rodea tu cuerpo con su línea de soldados.

Hoy que el ayer me llama derrotado, no siento ni el gemido, ni la herida. Todo me huele a tierra prometida al no encontrar las trampas del pasado. Hoy que el dolor ya ha muerto y acabado, parece que se va de despedida, juega mi alma y ríe sorprendida, sabiendo que ya todo ha terminado.

Hoy alza al fin mi corazón su vuelo con otro amanecer en la mirada, contra la eternidad hoy me rebelo, sereno ya mi paz recomenzada, olvidará batalla en campo, duelo, y hasta tu propia voz queda olvidada.

Olvido, tan caníbal me has mirado, que me he vuelto inmortal por devorarte, yo no nací dolor para saciarte y hambriento estás mirando mi costado. En unos sueños muertos me has buscado y yo andaba allí ni en otra parte vas a buscar dolor hasta cansarte y al fin comprenderás que te he enterrado.

Dile al odio dolor si ha señalado mi cuello cada noche como antes,
dile que sigo vivo, que ha fallado, que ahora tengo la piel de los gigantes y hazle saber dolor que me he marchado a la muerte a vivir con contrincantes.

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Black Bee (8ª introducción)

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domingo, 17 de enero de 2010

La leyenda de una lágrima

Cuenta la leyenda, que en medio de estos días de violencia, melancolía y caos, nació en el lugar menos pensado una lágrima, tan brillante que deslumbró al Sol. Éste, enfurecido, celoso y cegado, se acercó a la lágrima y le dijo con toda su prepotencia:
- ¿Cómo es posible que algo tan pequeño e insignificante como tú, se atreva a brillar más que yo? - A lo que la lágrima respondió:
- Puede que deslumbre, o que humedezca el párpado, pero al fin y al cabo nací del tártaro. Soy la lágrima del vándalo, del delincuente que vive sin futuro y nació con el castigo de un presente. Soy la lágrima del arma cargada que sabe que solo vino al mundo para causar muerte. Detente, soy el ente del que siente el impacto inminente, de aquel que le miente y por el que siempre fue fiel. Soy la lágrima del que no puede volver a su hogar y del que no puede escapar de él. Soy el llanto que rodea a un alcohólico cuyo alcohol se transforma en hiel, dulzura amarga. Soy el fruto de la inocencia de un niño que mata por unas zapatillas de marca. Soy la llaga de un país asolado por las plagas, la ansiada fragancia del dólar y el euro que al mundo embriaga. Soy la lágrima de una niña pequeña cuyo padre levanta la falda y arranca las bragas. Nadie quiso saberlo, frustrante. Soy producto del elegante narcotraficante que nunca quiso llegar a serlo. Soy las lágrimas del cielo que hacen ácido este infierno. Soy el reflejo maldito y continuo del antiguo mito de Narciso y ego. Soy las lágrimas del gueto; el niño que crece sin muñecos con manos sucias y pies descalzos; el odio del que busca el respeto y mil abrazos a balazos.
Soy el recuerdo del último paso de un tretrapléjico; el trágico caso de un bebé sin padres transformado en verso. Soy la nostalgia del último beso y si mi brillo es tan intenso es porque soy la lágrima de Batto, del mundo y del universo.

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Ante esta respuesta tan cruda y sincera, el Sol no puedo hacer otra cosa que tragarse sus palabras, y volver a su lugar en la cúpula celeste. La lágrima siguió su camino, pero era tan hermosa que todos los diamantes del mundo sintieron envidia. Se acercaron y le dijeron con toda su prepotencia:

- ¿Cómo es posible que algo tan poco valioso como tú, se atreva a intentar superarnos en belleza? - A lo que la lágrima respondió:
- Puede que sea bella, pero mi origen no es bonito. Nací del eterno trauma del odio infinito, de la jaula que ahoga el sonido de los gritos de la violencia en las aulas; de los hijos del delito del exilio. Soy la familia de un proscrito, la causa de un suicidio. Me conociste al ver la muerte de tu hijo grabada en vídeo. Soy la lágrima del ferviente creyente que de repente perdió la fe. De los chicos de barrio que viven sin calendario en los parques, en los bancos, con la botella en los pies, y veinte pavos de hachís en la cartera. Soy el ángel sin alas que nunca vuela; el inmigrante que vino en patera para huir de la pobreza. Soy la lágrima de mil princesas que vieron morir sus sueños en las aceras de Montera. Soy la secuela de una dictadura, el desaparecido y su huella. No soy la droga, soy la necesidad de ella, la amargura. Soy la lágrima de un mundo crudo, no suavizado en prosopopeya. Soy aquel amor perdido que recuerdas con una fecha; la lucha contra una vida entera de desdichas. Soy la pasta que te engancha, cuatro paredes que se estrechan. Soy la lágrima, por 192 ánimas que volaron en Atocha; el corazón ardiente que se cubre con la escarcha. Soy el dolor del enfermo mental al que nadie ama, sin noches en la calle o noches en la cama, pensativo, donde el sonido de tus latidos rompe el vilo de la calma.
Soy hija del hastío, que mezcla el ayer con hoy y los confunde con mañana, y te hace dudar si existes. Soy aquel inocente al que la ley embiste; los padres que perdiste; el llanto de una familia, y si me tenéis envidia es porque mi belleza es la belleza de los tristes.

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Los diamantes dejaron que la lágrima siguiese su camino, y ésta cayó, y cayó, y cayó, hasta que impactó sobre el folio de este cuento y así murió. Y tanto los diamantes como el Sol quisieron llorar su pérdida, pero ya no quedaban lágrimas.

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Batto (La leyenda de una lágrima)

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jueves, 14 de enero de 2010

Caos culebreante

¿Queréis escuchar hasta el final? Esto no es un drama… es una farsa aunque no lo parezca. Si llegamos al final pasará lo de siempre: vosotros os levantaréis para aplaudir y nosotros saldremos varias veces a saludar y seremos cómplices de la farsa, de vuestra farsa; y luego volveréis a vuestras casas y todo seguirá igual, seréis tan corruptos, tan hipócritas y tan mierdas como siempre, pero tendréis la concienca tranquila porque sois modernos, porque habéis aplaudido a rabiar una obra de izquierdas muy dura, durísima.
Martín Hache

martes, 12 de enero de 2010

Reafírmome

Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo. Un cutis de durazno, o de papel de lija, Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportar una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias. Pero eso sí, y en esto soy irreductible: no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo.

Oliverio Girondo (Espantapájaros)

miércoles, 6 de enero de 2010

Todos me dicen

Me contó la Mañana que estaba loco por tí, que mi vida ya no me importaba.

Mediodía me tranquilizó y me dijo que ya te vería. Me sacó un poco de mi locura, me apegó un rato más a la vida. Todos me dicen.

La Tarde no me dijo nada, ni siquiera me miró a la cara.

La Noche me meció y susurrando me dijo (todos me dicen pero yo sigo sin estar a tu lado): “tranquilo, Mañana te cegará el Sol”.

Todos me dicen.

Ramón Romero Ruíz

Fumar mata

¿Ves ese paquete de “fumar mata” que hay sobre el piano? Todo lo que hay que saber de la vida está entre esas cuatro paredes. Verás que a una de tus personalidades le seducen los delirios de grandeza. Un paquete dorado de cigarrillos largos con una insignia regia. Una atractiva insinuación de glamour y riqueza. Una sutil sugerencia de que los cigarrillos son tus reales y leales tus amigos. Y eso, Pete, es falso. Tu otra personalidad intenta que te centres en la otra cara de la moneda. En la aburrida negrita y sobre un fondo blanco aparece la afirmación de que esos firmes soldaditos de la muerte en realidad quieren matarte. Y esa, Pete, es la verdad. La belleza seductora llama a la muerte y yo soy adicto a su cautivador canto de sirenas. Lo que al principio es dulce, al final es amargo; y lo que es amargo, al final es dulce.
Rockanrolla

lunes, 4 de enero de 2010

Dos días

Un domingo de mayo, al nacer el día y el Sol buscar la casa de don Severino, no la encontró donde siempre había estado. Ya no se sienta en el suelo. Se alzó entre nubes, pero ni el Sol lo sabe; por eso no la encuentra ni la baña. Buscó los árboles y buscó el jardín y, al no verlos en su sitio, el Sol, de pronto, comprendió que la casa se había llenado de despropósitos y que habían desfilado por ella muchas otras palabras que empiezan por des. Entraron desamparo y desasosiego, desfigurar y destierro, desgravitar y desapego; y, al entrar estas dos últimas, se desarraigó del suelo, se despertó el terreno y despegó con los árboles, la casa y el jardín, y, todo junto como un bloque, se desasió de su asidero.
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Roberto Iniesta (El viaje íntimo de la locura)
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El viaje íntimo de la locura